🧼 “El día que declaré la guerra a mi casa (y perdí contra el baño)”
- Melani

- 18 sept
- 2 Min. de lectura

Todo comenzó un sábado por la mañana. Me desperté con valor, cafeína y un toque de locura. Miré mi casa y pensé: “Hoy limpio.” La casa se rió. El baño se carcajeó.
🧹 Fase Uno: La emboscada en la sala
Empecé por la sala. Fácil, ¿no? Error. Levanté el cojín del sofá y encontré:
3 palomitas de maíz
1 calcetín (que no era mío)
$0.42 en monedas
Una pieza de Lego que casi acaba con mi pie
Aspiré como si estuviera cazando fantasmas. El perro ladró a la aspiradora. La aspiradora respondió (en ruidos de motor). Seguí adelante.
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🧼 Fase Dos: La crisis en la cocina
La cocina me recibió con pisos pegajosos y un refrigerador que olía a arrepentimiento. Encontré un recipiente etiquetado como “sobras” que había evolucionado en una nueva forma de vida. Rocié vinagre, limpié superficies y encendí una vela para apoyo emocional.
Truco: Jugo de limón + bicarbonato = fregadero brillante y terapia cítrica.
🚽 Fase Tres: La batalla del baño
Entré al baño como vaquero entrando a una cantina. El inodoro me miró. El espejo se empañó del miedo. Los azulejos de la ducha susurraron: “No ganarás.”
Vertí refresco en la taza del baño como si lo estuviera bautizando. Fregué la tina con media toronja y sal como si estuviera sazonando un brisket. Froté crema de afeitar en el espejo y me di una charla motivacional: “Lo estás haciendo muy bien, vaquero.”
Trucos destacados:
El refresco elimina manchas como un campeón de rodeo.
Toronja + sal = magia cítrica para fregar.
La crema de afeitar evita el empañamiento y mejora la autoestima.
🧤 Fase Cuatro: La recuperación emocional
Me senté en el sofá recién limpio, agotado pero orgulloso. La casa estaba limpia. El baño, domado. La aspiradora había dejado de amenazarme. Sobreviví.
💡 Moraleja del desastre
Traemos el brillo, el estilo y cero juicios. Limpiamos como leyendas. Tú vives como una.




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