“La Limpieza de la Habitación: Caos, Comedia y Victoria”
- Melani

- hace 2 horas
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Una habitación se supone que es un santuario. Pero cuando está desordenada, se siente más como un campo de batalla de ropa, migas y trastos. Aquí está la historia de un valiente que se atrevió a recuperar su espacio.
Escena 1: La avalancha de ropa
El piso estaba cubierto de ropa: camisas, calcetines y un suéter misterioso que no se había visto en meses. Recogerlos se sentía menos como ordenar y más como rescatar sobrevivientes.
“Mi piso no es alfombra, es un cementerio de moda.”
Escena 2: El desastre del escritorio
El escritorio estaba enterrado bajo cuadernos, plumas y envolturas de botanas. Limpiarlo era como excavar en un sitio arqueológico. Cada capa revelaba reliquias antiguas: tareas del año pasado, cupones vencidos y una pluma que todavía funcionaba (¡milagro!).
“Mi escritorio no es espacio de trabajo, es una cápsula del tiempo.”
Escena 3: La batalla de la cama
La cama estaba llena de almohadas, cobijas y un peluche rebelde. Después de acomodar todo, la cama pasó de “montaña de caos” a “hotel chic.”
“Mi cama no es mueble, es un ring de lucha libre.”
Escena 4: Los rincones ocultos
Detrás de la puerta y debajo de la cama se escondían conejitos de polvo, migas y un zapato perdido. Con la escoba en mano, el limpiador barrió como un campeón, reclamando territorio perdido.
“Mis rincones no son almacenamiento, son Triángulos de las Bermudas.”
El final feliz
Al terminar, la habitación estaba transformada. Ropa doblada, escritorio despejado, cama ordenada y piso reluciente. El limpiador se desplomó en la cama, exhausto pero triunfante.
“Limpiar una habitación no es solo una tarea—es comedia, arqueología y desfile de victoria.”




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