“Limpiar ventanas: Rayas, manchas y juicios de aves”

Por BIS Nin Texas — Limpiamos como leyendas. Tú vives como una.

Las ventanas: son tu vista al mundo, tu fuente de luz y los testigos silenciosos de la cuestionable colección de gnomos de jardín de tu vecino. Pero ¿cuándo fue la última vez que las limpiaste? Exacto. Limpiar ventanas es la tarea olvidada—hasta que te das cuenta de que has estado viendo la vida a través de una neblina de huellas y polvo.

Escena 1: La sinfonía de manchas

Rocías el vidrio. Limpias. La mancha se expande. Limpias otra vez. Se multiplica. Te preguntas si tu ventana está poseída. Finalmente te rindes y la llamas “arte moderno”.

“No limpié la mancha. La curé.”

Escena 2: El bombardeo de aves

Despiertas con la luz del sol… y un nuevo regalo de pájaro. Suspiras. Lo limpias. El ave regresa al día siguiente. Empiezas a sospechar que es personal.

“Mi ventana es menos vidrio, más diario de palomas.”

Escena 3: Las olimpiadas de rayas

Terminas de limpiar. Te alejas. El sol golpea la ventana. Rayas por todas partes. Lloras. Lo intentas de nuevo. Inventas nuevas palabrotas. Aceptas que el vidrio sin rayas es un mito.

“¿Sin rayas? Mentiras. Todas mentiras.”

Escena 4: La huella misteriosa

Ves una huella. Demasiado alta para ti. Demasiado baja para cualquiera más. Te preguntas si fantasmas presionan contra tu ventana. La limpias de todos modos, susurrando: “Hoy no, Casper.”

“Mi ventana también funciona como detector de actividad paranormal.”

Escena 5: El comentario del vecino

Estás en plena limpieza cuando tu vecino pasa. Asiente con aprobación. Te sientes juzgado. Limpias más fuerte, como si compitieras en un deporte olímpico. Ganas oro en “Limpieza pasivo-agresiva de ventanas.”

“No limpio para mí. Limpio para el chisme del vecindario.”

REFLEXIÓN FINAL:

Limpiar ventanas es parte comedia, parte batalla y parte crisis existencial. Pero cuando terminas, el mundo se ve más brillante, tu casa más ligera y hasta las aves parecen impresionadas—hasta mañana.